No es usual que nuestra pequeña ciudad se sitúe en el mapa de un escritor como Paul Auster. Éste aprovechó su intención de pasar la nochevieja en París para hacer –junto a su mujer, la escritora Siri Hustvedt- parada y fonda en León donde recogió el premio que cada año, por décimo consecutivo, otorga el Club Leteo. No sabemos cómo se las apañan, pero no es la primera vez que dicha asociación atrae a literatos de renombre internacional; el francés Houellebecq –del que dicen es alérgico a todo lo que huela a periodista- también sucumbió en su día a la ciudad del Bernesga.
La vida de este neoyorquino de pro no siempre ha transcurrido en Brooklyn, a mediados de los 60 (mal)vivió en París haciendo traducciones. Dos de los aforismos que dejó estas Navidades en León bien podrían ilustrar las aspiraciones del talento norteamericano que antes que él piso suelo francés: “Me gustan los buenos modales, la buena educación” y ”Escribir es una manera terrible de vivir”.
* Texto: Cristina Álvarez Cañas.
martes, 29 de diciembre de 2009
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