sábado, 27 de febrero de 2010

Rodando cabezas

“¿Sabes realmente cuál es mi lamento histórico? Es que aquí nos faltó una guillotina al final del siglo XVIII. El problema de España, a diferencia de Francia, es que no hubo una guillotina en la Puerta del Sol que le picara el billete a los curas, a los reyes, a los obispos y a los aristócratas... y al que no quisiera ser libre le obligara a ser libre a la fuerza. Nos faltó eso, pasar por la cuchilla a media España para hacer libre a la otra media. Eso lo hemos hecho luego, hemos fusilado tarde y mal, y no ha servido de nada. El momento histórico era ése, el final del XVIII. Las cabezas de Carlos IV y de Fernando VII en un cesto, y de paso las de algunos obispos y unos cuantos más, habrían cambiado mucho, y para bien, la Historia de España. Nadie lo hizo, perdimos la ocasión, y aquí seguimos todavía, arrastrando ese lastre que nos dejaron aquellos que sobrevivieron y que no tenían que haber sobrevivido”.

*Arturo Pérez-Reverte sobre la Ley de Memoria Histórica en 'El Cultural'

domingo, 14 de febrero de 2010

'Tu es très mignon' (You're very cute)

Esta semana en la que la Super Bowl volvía a batir récords de audiencia (más de 106 millones de espectadores), Google también sorprendía durante la pausa de publicidad con estos 52 geniales segundos:



(Feliz día de San Valentín, aunque lo odiemos...)

lunes, 8 de febrero de 2010

En el Museo d'Orsay

Foto: Stephen Carlile

Escucho, leo u olisqueo la palabra ‘revival’ y una bombilla se enciende en mi cabeza.

19.20h Museo d'Orsay. Uno de los predilectos de París. Es el último día para ver la exposición ‘Art Nouveau Revival’. Último día y última hora, los jueves los museos son generosos y alargan su horario.

Me abalanzo sobre la escalinata de esta antigua estación de tren convertida en pinacoteca impresionista. Una cola tremenda me despierta cierta pereza (soy de las de "el museo sólo para mí") pero recuerdo haber leído en mi guía que la puerta C es para la gente con otro tipo de acceso. Yo, que tengo mi carné de prensa ganado a pulso, voy a intentarlo.

En la entrada, un agente de seguridad me dice algo que no entiendo. Como de costumbre sonrío mientras cambio la mirada y a continuación entro por la puerta de cristal giratoria. Estoy inquieta porque me he dado cuenta de que mi pasaporte vip ha caducado el 31 de diciembre (mierda).

De todos modos, decido asegurarme de que el carné de prensa otorga algún privilegio de casta –la visita gratuita-. Veo entonces la palabra información sobre un mostrador. Primera reacción: escurrirme como puedo entre el estrecho margen que separa el cristal del poste de la cinta que impone una fila india y obtener así una respuesta rápida.

Fenomenal. La señorita del mostrador da luz verde a mi deseo aunque me dice que recoja antes una entrada testimonial en las taquillas.

Bien, ahora que ya me he quedado tranquila retrocedo al momento en el que estaba entrando por la puerta… Oh, oh… Me percato de que he librado ilegalmente el control de seguridad –como el de los aviones- y, aún peor, sin que nadie me haya visto ni dicho nada (¡!). Silbo, como en los dibujos animados. Después de unos segundos de autorecriminación (eres una anarquista, inofensiva, sí, pero sin remedio) tiro pa’lante y me encuentro con que la única cola, la interminable que había visto en el exterior, dentro del edificio se divide en varias. Por un momento me siento fatal, pero no hay vuelta atrás. No me queda otro remedio que volverme a colar…

* Texto: Cristina Álvarez Cañas.