domingo, 22 de agosto de 2010

Rosenvinge & Biolay

El pasado 21 de junio, Día de la Música, Benjamin Biolay dejó plantada a Christina Rosenvinge, con la que tenía que interpretar 'La idiota en Mi (Mayor)', canción que ambos habían grabado esta primavera en París.

Hace un par de años, Rosenvinge -ex neoyorquina de adopción, junto a su ex marido el escritor Ray Loriga, y que facturó en su día una trilogía enteramente en inglés- contestaba así a las preguntas planteadas desde la revista Metrópoli:

'Vivo en el caos interior y exterior'



Como bien dice en una de sus canciones, Christina Rosenvinge (Madrid, 1964) ya no es ninguna chiquilla, aunque el tiempo se haya aliado con ella para hacernos creer lo contrario. Sus más de 20 años en el mundo de la música dejan una trayectoria bilingüe y bien estructurada en la que su reciente último disco, 'Tu labio superior', supone el comienzo de un nuevo ciclo.

Los límites de la complejidad humana que ha sabido describir con tanta picardía como inteligencia en estos sus once nuevos temas resultan casi tan atemporales como su autora.

Pregunta.- Artísticamente, parece que no le gusta romper abruptamente con el pasado. Tu labio superior comienza con una colaboración de Nacho Vegas, con quien el año pasado publicó Un verano fatal, y sus álbumes siempre han ido en bloques diferenciados.

Respuesta.- Bueno, todo lo que hago está relacionado. No hay una frontera violenta. Las canciones van surgiendo de manera natural y se van agrupando en discos que, en mi caso, cumplen etapas. Hice dos con Alex y Christina, luego tres en solitario, más tarde vinieron los que hice en inglés y éste es posible que tenga continuidad.

P.- ¿De qué se alimenta su universo literario?

R.- Con este disco estaba leyendo un libro de poemas de Bertolt Brecht y creo que ha influido de una manera indirecta ese mundo violento e irónico, reflejado al mismo tiempo con tanto desparpajo.

P.- ¿A qué le dedica más tiempo, a leer o a escuchar música?

R.- A escuchar música. Leer, tal y como es mi vida últimamente, es un lujo escaso.

P.- Ha precisado mucho en el vocabulario, incluso en las canciones más sencillas, como Tu boca.

R.- Creo que la autodepuración es una de las virtudes fundamentales que hay que tener en este trabajo. Lo normal es que en todas las cuestiones dude muchísimo: los zapatos que me voy a poner, lo que voy a comer o si quiero ver una película u otra. En la música, desde que escribo la primera línea, siempre voy en la misma dirección.

P.- ¿Son ahora las letras sexualmente más explícitas o es que en inglés nos enterábamos menos?

R.- Sí, de hecho en inglés nunca me he atrevido a tocar ese tema porque es muy delicado. En Tu labio superior lo trato con cierta ironía y humor, a veces de manera metafórica. Ha salido así, no sabría decirte por qué, pero he encontrado la manera de hacerlo y ha sido muy tentadora.

P.- Los textos son ahora en castellano pero sigue yendo a EEUU a grabar. Salvando las distancias, ¿por dónde cree que van la escena estadounidense y la española?

R.- Nueva York es un lugar de intercambio de ideas, un mundo muy vivo, muy abierto. La música en España pertenece más a un submundo; aquí se pasa más tiempo hablando de música que haciéndola. Pero en los últimos años hay una nueva generación de músicos que hacen las cosas de otra manera. Ha habido un enriquecimiento general. Soy muy optimista porque, cuanto más tiempo pasa, más tradición pop hay.

P.- ¿Alguna vez le ha resultado molesta la imagen dulce que proyecta?

R.- No, que va. Aunque trato de integrarlo todo, ésa es una de las cosas que tengo a favor y una parte fundamental de lo que hago.

P.- En el libro Serge Gainsbourg: la biografía (de Sylvie Simmons), se decía que era escrupulosamente ordenado porque el gran desorden estaba en su cabeza. ¿Le sucede algo parecido?

R.- Sí, también lo he leído. Yo vivo en el caos, interior y exteriormente, lo cual es bastante obvio (ríe).

P.- Revele el secreto: ¿cuál es la distancia adecuada (título de su primer single)?

R.- Mmm, todavía no lo sé. Creo que en el vídeo sugerí que eran cuatro pasos, tres palmos y siete dedos… (ríe). Hay una especie de lucha de poder en cada pareja, según la cual si uno da un paso hacia delante, el otro lo da atrás. Se trata de la distancia a la que te tienes que poner de alguien para no ser avasallado y no avasallar, para salir sano y salvo.


* Entrevista por Cristina Álvarez Cañas.

** Confidencias de los dos artistas en el cara-cara que mantuvieron para Heineken.es

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